Protegerse del sol durante los primeros años de vida reduce el riesgo de padecer cáncer de piel

La exposición al sol es beneficiosa y necesaria para la vida humana, ya que estimula la síntesis de vitamina D, favorece la circulación sanguínea y actúa en el tratamiento de algunas dermatosis. Las condiciones climáticas del verano favorecen que pasemos más tiempo al aire libre y, por lo tanto, aumenta el riesgo de sobreexposición solar, lo que puede provocar una serie de efectos malignos para la piel y la salud en general, que van mucho más allá de las quemaduras evidentes de los días inmediatos, pudiendo ser el detonante de manchas, arrugas, cataratas, cáncer cutáneo y tumoraciones superficiales a largo plazo.

Según estimaciones de la OMS la radiación ultravioleta causa cada año más de 1,5 millones de casos de cáncer de piel en el mundo. Asimismo, los expertos indican que en España se diagnosticarán en 2024 alrededor de 8.000 nuevos casos de melanoma, que es el más agresivo de todos los tipos de cáncer de piel. El melanoma se desarrolla en la epidermis, la capa más externa de la piel y la exposición prolongada al sol constituye uno de los principales factores de riesgo. La mayor parte de los cánceres de piel están originados por una sobreexposición solar a lo largo de la vida, sobre todo cuando se es joven. En este sentido, diferentes estudios indican que la utilización correcta de fotoprotector durante los primeros 18 años de vida reduce notablemente el riesgo de cáncer cutáneo, lo que demuestra la importancia de proteger la piel de la exposición solar durante los primeros años de nuestra vida.


Recomendaciones para el verano


La especialista en Pediatría de HM San Francisco, Dra. Arancha Colino, apunta que “los más sensibles a los efectos nocivos de los rayos ultravioleta son los bebés y los niños menores de tres años, por lo que, si en todos los casos hay que extremar las precauciones para protegerse del sol, en este rango de edad debemos prestar aún más atención”.

La Asociación Española de Pediatría indica como mejores medidas de fotoprotección evitar la exposición prolongada al sol, sobre todo en las horas centrales del día, buscar sombras en los espacios abiertos o proveerse de sombrillas, usar cremas o lociones con filtro solar que sean resistentes al agua con un factor de protección 30 o superior, emplear gorros y ropa que cubran buena parte del cuerpo y llevar gafas de sol oscuras con filtro para rayos UV.  Estas pautas de protección solar deben adoptarse también en los días nublados, ya que las nubes, sobre todo si son finas, permiten el paso de la radiación ultravioleta.

La pediatra de HM San Francisco apunta que el protector solar “hay que aplicarlo en cantidad generosa sobre la piel seca, en todas las partes del cuerpo expuestas al sol. Se debe aplicar de 15 a 30 minutos antes de estar al sol y repetir cada dos horas, ya que el agua y el sudor disminuyen su efecto, aunque figure que son resistentes al agua. Además, tras un baño prolongado se debe volver a aplicar al salir del agua”. En los menores de 6 meses no es recomendable utilizar cremas solares. Hasta esa edad no es aconsejable que se expongan al sol y para protegerse de éste lo más adecuado es utilizar medidas físicas como sombrillas, gorras y ropa que proteja su piel.




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