“El tratamiento con antibióticos o quimioterapia puede estar detrás de una intolerancia de este tipo. En estos casos, la situación es temporal y reversible”, explican el Dr. J. Félix González Rodríguez, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario HM Madrid, y su colaboradora la Dra. Natalia López-Palacios, experta en este trastorno.
Cuando se habla de una causa genética, la más frecuente, suele ocurrir tras el período de lactancia. En ese momento, señala el Dr. González Rodríguez, “comienza una pérdida progresiva de la producción de lactasa y, por tanto, una pérdida gradual de la capacidad de digerir la lactosa”. En estos casos, es habitual que al cumplir los 20 años muchos adultos muestren ya algún grado de intolerancia. Cuando la causa es congénita, apunta la Dra. López-Palacios, “no existe curación porque el individuo no recupera el enzima y los síntomas sólo se alivian con la suspensión de los lácteos”.
CASI UN TERCIO DE LOS ESPAÑOLES TIENE INTOLERANCIA A LA LACTOSA