La Dra. Marta Ochoa, jefa del servicio de Neurología de HM Hospitales, explica que el SPI “es una enfermedad neurológica cuyo síntoma fundamental es la necesidad de los pacientes por mover las piernas durante los periodos de descanso”. Esto va acompañado de sensaciones raras y desagradables que describen como hormigueo, dolor, picor, quemazón y por otras que muchas veces no pueden explicar, pero que les obliga a mover las piernas o a caminar porque así la sensación desaparece.
El SPI se asocia en ocasiones a movimientos periódicos de las piernas. Estos movimientos o "patadas" les ocasionan despertares que, aunque ellos no lo noten, disminuyen la eficacia del sueño y provocan que por la mañana se encuentren cansados.
¿Cuáles son las causas?
“En la mayoría de los casos, es un SPI primario, es decir, no tiene causa conocida. Pero sabemos que existe un componente genético, ya que en la mitad de estos pacientes tiene familiares afectados por esta patología”, declara la Dra. Ochoa.
Por el contrario, los casos secundarios se deben a la falta de hierro, a nefropatías crónicas o al embarazo, principalmente. “En muchos casos, el SPI del embarazo desaparece o mejora tras el parto, por lo que probablemente se deba al déficit de hierro o folatos durante la gestación”, añade la especialista.
De hecho, muchos pacientes a veces se acostumbran a que siempre han tenido esos síntomas cuando se van a dormir y no siempre lo comentan con el especialista, por lo que no pueden acceder a tratamientos que controlen su enfermedad y mejoren su calidad de vida.
Las mujeres, las más afectadas
Aunque puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en mujeres a partir de 40 años, pero también se ha llegado a diagnosticar en pacientes pediátricos.
La Dra. Ochoa señala que, según un estudio “el 19,7% de los españoles cumplen criterios diagnósticos de SPI y el 9% de los adultos tiene síntomas moderados o graves. El problema es que sólo el 6-7% de los pacientes que consultaron en Atención Primaria por estos síntomas fueron diagnosticados correctamente”.
¿Cómo se diagnostica?
Esta enfermedad tiene varias intensidades. Hay pacientes que sólo lo sufren al acostarse por la noche y de una forma leve, por lo que les cuesta un poco dormirse pero consiguen conciliar el sueño a los pocos minutos.
Por el contrario, hay otras personas que padecen los síntomas durante todo el día y ni siquiera pueden sentarse a ver una película en el cine.
El diagnóstico es básicamente clínico y deben cumplirse 4 criterios esenciales:
1. Existe un impulso para mover las piernas, normalmente acompañado o causado por sensaciones molestas y desagradables en las piernas.
2. Estos impulsos empiezan o empeoran durante los periodos de descanso.
3. Se alivian total o parcialmente con el movimiento.
4. Son peores a última hora de la tarde o por la noche o sólo se presentan a esas horas.
Además de estos criterios, hay pruebas como la actigrafía, la polisomnografía y la prueba de L-dopa, que pueden ayudar al diagnóstico.
¿Tiene cura?
“El SPI primario no tiene cura como tal, pero existen diferentes opciones terapéuticas para los casos moderados y severos, ya que no todos los pacientes necesitan tratamiento farmacológico.
Por ejemplo, en los casos asociados a niveles bajo de hierro, la corrección del déficit mejora el síndrome”, aclara la Dra. Ochoa.
Dado que el déficit de determinados nutrientes está claramente implicado en esta patología, la Dra. Ochoa insiste en la importancia de una dieta sana, equilibrada y exenta de excitantes:
• Beber mucha agua, mínimo 1,5 litros al día
• Evitar el café y el alcohol, sobre todo, a partir de después de comer.
• Aumentar el consumo de vitaminas en la dieta habitual (verduras y frutas).