Para 2014 está previsto promover el inicio de ensayos clínicos en los que el tratamiento de cada caso sea individualizado y guiado por las características moleculares de cada tumor; esto permitiría proporcionar las mejores terapias para cada caso desde el principio y evitaría administrar tratamientos poco eficaces, pero tóxicos, a pacientes que no van a beneficiarse de ellos.
Una de las líneas de trabajo más interesantes y que podría arrojar datos en breve se centra en definir marcadores que de una forma dinámica (a lo largo de la evolución de la enfermedad) informen de cuándo una terapia deja de ser activa y debe ser sustituida por otra.
Entre los avances registrados destaca la comunicación de los resultados, obtenidos mediante técnicas de secuenciación masiva, del estudio del genoma de cientos de casos de cáncer de riñón y de vejiga, pero aún queda un trecho importante para que todo este amplio y exhaustivo conocimiento de los tumores genitourinarios tenga una utilidad práctica que se refleje en una mejora en la atención y las opciones terapéuticas de los pacientes