Sin embargo, desde hace unos años vemos una tendencia de los padres a sobreproteger a los hijos, impidiendo su autonomía. “Interpretan que la mejor forma de cuidar a sus hijos es evitarles riesgos y dificultades, pero no se dan cuenta de que así limitan sus posibilidades de desarrollo”, explica Lilia Marinas, psicóloga infantil del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica del Hospital Universitario HM Puerta del Sur, dirigido por el Dr. Luis Caballero.
El término "padres helicóptero" hace referencia a un estilo educacional que combina la sobreprotección con un exceso de control y elevada exigencia: "Los padres se preocupan por el futuro de sus hijos desde edades muy tempranas, fomentando la competitividad y una percepción del mundo laboral inseguro. Al final, con el deseo de darles lo mejor, acaban protegiéndoles de la vida en vez de prepararles para enfrentarse a ella", destaca la experta.
¿Qué efectos puede tener en los niños?
A nivel emocional, son niños que no aprenden a ser responsables de su propio bienestar ni de sus actos, porque siempre han obtenido de forma inmediata lo que han pedido. Por eso no reconocen sus errores, son más inmaduros, a menudo se sienten insatisfechos y pueden reaccionar de forma irritable o agresiva si los demás no atienden a sus demandas.
En cuanto a nivel de aprendizaje, el niño puede mostrar menos iniciativa propia y escaso desarrollo de la creatividad, desmotivación por los estudios, etc.
¿Es bueno que reciban una reprimenda o castigo de vez en cuando?
"Sí. Mostrar enfado sirve para enfatizar el desacuerdo con la conducta del niño. Hay que intentar destinar las regañinas a conductas que queramos corregir y no recurrir a ellas cada vez que no haga lo que esperamos", aclara la experta. Se debe dar una explicación al niño del límite que se le está poniendo, pero el aprendizaje más eficaz es que asuma una consecuencia natural de su comportamiento, por ejemplo, si no hace los deberes a tiempo, no podrá bajar al parque.
¿Qué pasa con el colegio?
Algunos padres se ven tentados a hacer los trabajos de sus hijos para que saquen buenas notas. "El mensaje que transmiten es que lo único importante es el resultado, no el esfuerzo", afirma Lilia Marinas. Se les debe ayudar a hacer los deberes en función de sus capacidades, enseñándoles aspectos como organización, gestión del tiempo y lugar para la realización de las tareas escolares, pero la ayuda irá disminuyendo a medida que el niño adquiera autonomía. "Los niños deben poder equivocarse, pues los errores son una fuente importante de aprendizaje", apunta.
Actualmente, los padres tienen grupos de WhatsApp con otros padres de la clase por donde se mandan los deberes que se olvidan los niños, la página que se tienen que estudiar… en definitiva, son una agenda para sus hijos. "Esta actitud priva al niño de aprendizajes muy valiosos para un buen rendimiento académico, como la organización, la memoria, la atención, la responsabilidad de hacer los deberes y las consecuencias de no hacerlos", asegura la psicóloga.
¿A qué edad pueden tener obligaciones en casa?
La experta recomienda asumir responsabilidades "lo antes posible". En general, desde los 2 ó 3 años pueden empezar a comer y vestirse solos. Antes de los 6 ya tienen que ser autónomos en la higiene, vestirse, comer de todo, disfrutar jugando solos y con otros niños, acostarse a la hora acordada y mantener ordenados sus juguetes.
¿Es bueno separarse de los hijos de vez en cuando?
"Sí, es bueno que los niños pasen tiempo sin sus padres, es beneficioso para ambos", afirma Lilia Marinas. Los padres necesitan tener tiempo para ellos y cuidar la pareja. Al niño le viene bien que sus padres hagan otras cosas además de criarle (trabajar, quedar con amigos), de esta forma, no será tan dependiente de ellos.
Móvil, ¿sí o no?
Si es antes de la adolescencia hay que plantearse qué utilidad va a tener. Si es para ayudar a su autonomía cuando empiezan a ir solos a los sitios y avisar de que han llegado, puede ser beneficioso. Si es para dejar de ver a sus amigos, no estudiar, o para un control excesivo de los padres, será perjudicial".
En el caso de que se les regale un móvil o cualquier aparato tecnológico, hay que establecer sus normas de uso, porque el niño o adolescente puede no ser capaz de regular el tiempo que le dedica. "Es aconsejable pautar unos horarios para usar estos dispositivos y supeditarlo al cumplimiento de tareas", recomienda Lilia Marinas. Y, por supuesto, informarles de los riesgos del mal uso de las redes sociales y adecuar el contenido de internet a la edad del menor.