En concreto, la anorexia nerviosa consiste, siguiendo el DSM-V (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014), en ingerir menos alimentos de lo que persona necesita, lo que lleva a un peso significativamente inferior a lo mínimo normal en relación con su edad, sexo, desarrollo y salud física. Esta reducción en la ingesta de alimentos, se debe a la presencia de un miedo muy intenso a ganar peso o a la probabilidad de volverse obeso, aun estando por debajo del peso normal, sin prestar importancia al peligro físico de estar tan por debajo de su peso normativo. Todo esto se acompaña de una alteración de cómo perciben su peso y su silueta.
Hablando ahora de los comportamiento autolesivos, la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V, 2014), define los comportamientos autolesivos no suicidas en base a las siguientes características: que la persona se haya provocado lesiones intencionadamente en alguna parte del cuerpo, que pueden provocar algún hematoma, sangrado o dolor (sin contar los comportamientos aceptados por la sociedad como los piercings; morderse las uñas o arrancarse una costra) con el único objetivo de generarse un daño leve o medio, sin buscar el suicidio. El comportamiento autolesivo suele darse con la finalidad de aliviar un sentimiento o pensamiento negativo, un problema personal o para crear un estado emocional positivo (el alivio puede producirse durante o después de la autolesión). En resumen, este tipo de comportamientos se mantiene en el tiempo por un refuerzo negativo (el alivio de algo negativo) o por un refuerzo positivo (la consecución de algo positivo).
¿Está relacionada la anorexia nerviosa con los comportamientos autolesivos?
El comportamiento autolesivo está presente en varios trastornos psicológicos, por ejemplo, se ve en el trastorno límite de personalidad y en los trastornos alimenticios anteriormente mencionados. Dentro de los trastornos alimenticios se ha visto una relación estrecha entre la anorexia nerviosa y los comportamientos autolesivos. Por ejemplo, en una revisión de artículos acerca de comportamientos autolesivos en personas con algún trastorno de la conducta alimenticia (Ruz Ponferrada, 2022), muchos de ellos concluyeron que los pacientes con algún tipo de trastorno de la conducta alimenticia presentaban al menos una vez a lo largo de su vida una conducta autolesiva. Específicamente en la anorexia nerviosa, se ha determinado que un 47,6% de los pacientes con este trastorno cometieron conductas autolesivas (Arnold et al. 2022), siendo las más comunes cortarse, golpearse y arañarse.
Que se den estos dos problemas de forma comórbida podría explicarse, entre otros factores, por algunas características que comparten las personas que sufren tanto de anorexia nerviosa como de comportamientos autolesivos. Nos encontramos con características personales como la dificultad para controlar sus emociones y sus impulsos, perfeccionismo, rigidez a la hora de pensar, tendencia a las obsesiones y una baja autoestima; factores sociales como la familia, haber tenido experiencias traumáticas y la presión cultural que existe para tener una silueta y físico determinado (Vieira et al., 2018; Anderson, Crowther, Mason y Smith, 2018).
Por lo tanto, conocer si se dan estos dos problemas de forma comórbida, es realmente importante, ya que el tránsito de la anorexia nerviosa será diferente dependiendo de si hay o no una conducta autolesiva. Estudios como el de Shirley et al. (2018) concluyeron que, cuando hay presencia de estas conductas en esta problemática, hay mayores probabilidades de que se encuentren peores estrategias efectivas de regulación emocional, por lo tanto, se recomienda incluir en su tratamiento módulos de mejora de la regulación de las emociones y de habilidades interpersonales. También es de gran importancia por los costes asociados, ya que las consecuencias de una enfermedad mental, no son solo para el paciente, también lo son para los familiares y allegados, provocándoles un elevado dolor emocional y daño psicológico, además del coste económico por el tratamiento, las visitas médicas, los posibles ingresos, el absentismo escolar o laboral, y porque son problemas, que generalmente si no se recibe el tratamiento adecuado se suelen cronificar, pudiendo llevar a la muerte (Sullivan, 1995).
Es por todo ello, que, dentro del tratamiento para la anorexia nerviosa, además de la rehabilitación nutricional, se trabajen las preocupaciones relacionadas con la ganancia de peso, las consecuencias que conlleva la enfermedad, trabajo sobre las conductas compensatorias que pueden mostrar (ejercicio, vómitos…). Teniendo muy en cuenta el efecto producido en su círculo cercano. Además, para las personas en las que de forma comórbida aparece, el trastorno de anorexia nerviosa y los comportamientos autolíticos, es imprescindible abordar la regulación emocional, para un mayor dominio de las emociones, control de impulsos, flexibilidad mental y el aumento de su autoestima, como objetivos terapéuticos entre otros.
Autora: Irene Más Lamana y Natalia Moreno
Psicóloga del Máster General Sanitario de Psicología UCJC y Coordinadora Responsable de la Unidad de Atención Psicológica Especializada de HM Hospitales
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