La violencia de hijos a padres

La violencia de hijos a padres, o también conocida como violencia filio-parental es un fenómeno que, hoy en día, parece estar tomando una creciente relevancia social.

En la actualidad existen múltiples definiciones en torno a este concepto, pero una de las más consolidadas es la utilizada por Cottrell (2001), que la define como: “cualquier acto que realiza el menor con la intención de controlar a los padres y/o causarles daño psicológico, físico o financiero”.

Respecto a la prevalencia en España, los datos son preocupantes, ya que los últimos informes señalan que cada año se abren en España más de 4000 expedientes a jóvenes por violencia filio- parental, incrementándose estos, hasta llegar en el año 2019 a los más de 5000 expedientes incoados a jóvenes por agresiones en el ámbito familiar (Memoria de la Fiscalía general del Estado, 2020). Además, es importante saber que estos datos, solo reflejan la punta del iceberg, ya que la mayoría de los casos, por vergüenza, miedo, etc. se quedan ocultos en el ámbito privado.

Conocer las características clínicas que estos menores pueden presentar, nos puede ayudar a tener un mayor conocimiento y poder hacer una detección precoz, impidiendo así el agravamiento de la misma. Entre las principales características clínicas que pueden presentar estos menores se encuentran:

• La edad: Este es un importante predictor de riesgo para el mantenimiento de la agresión en la vida adulta, ya que las personas que comienzan los comportamientos violentos en la infancia, muestran más comportamientos violentos en la edad adulta.

• La baja autoestima y la baja capacidad empática: En este sentido, los estudios ponen de manifiesto que un porcentaje importante de los menores que agreden a sus padres presentan una baja capacidad empática y problemas para la identificación de la culpa.

• El consumo de alcohol y otras sustancias: En este sentido, las investigaciones han encontrado una elevada correlación entre el abuso de sustancias y la violencia en la familia (Pagani et al., 2004; Cottrell y Monk, 2004; Ibabe y Jaureguizar, 2011).

• Bajo rendimiento académico: En diferentes estudios, los datos refieren que un porcentaje elevado de los menores que agreden a sus padres presentan un rendimiento escolar regular o malo (Romero et al., 2005), así como dificultades de aprendizaje, o absentismo escolar.

• Relaciones con grupos de iguales violentos: Respecto a esta variable, muchos autores señalan que la presencia de comportamientos agresivos en el grupo de iguales influye en el desarrollo de la violencia de hijos a padres, ya que esta violencia sería el modelo que los menores imitarían en el contexto familiar para ejercer poder y control (Cottrell y Monk, 2004).

• Creencias que justifican la violencia: Las diferentes investigaciones señalan que los menores que agredían a sus padres presentaban creencias de grandiosidad y creencias que justificaban el uso de la violencia como mecanismo para conseguir un fin (Calvete et al., 2011).

Además de estos factores, contamos también con otros predictores asociados a este tipo de violencia. En este sentido hablamos de la exposición a diferentes formas de violencia dentro del entorno familiar, como la violencia mutua entre los padres o haber sido agredidos por ellos (Carlson, 1990; 1991; Gallagher, 2004b, Haw, 2010; Sheehan, 1997), así como, la existencia de relaciones familiares en las que predominan los intercambios negativos y los estilos autoritarios y rígidos.

Por último, la emisión de comportamiento en los medios de comunicación, se ha demostrado que genera y aumenta la probabilidad de ejercer comportamientos agresivos, ya que este tipo de imágenes genera una exaltación en la persona que lo ve, una activación de pensamientos relacionados con la violencia y además sirve como modelo a imitar (Myers, 2004).

Como conclusión de todos estos datos, podemos extraer y señalar la necesidad de encontrar respuestas asistenciales que den respuestas especializadas a esta problemática, con el fin de poder abordarlo y conseguir reducir estos elevados incides de prevalencia. Para ello sería necesario una detección rápida y con una correcta intervención psicológica multimodal con todos los agentes implicados, especialmente padres y menor.

Autora: Dra. Natalia Moreno
Coordinadora y Responsable
Unidad Atención Psicológica Personalizada
HM Hospitales
Para más información o citación podéis llamar al teléfono 900 10 29 24 o escribir un correo electrónico a: psicologia.hmps@mail.hmhospitales.com

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