Acoso escolar y el bulling

Aunque el maltrato entre escolares, no es algo nuevo, la investigación sobre el tema es bastante reciente. Los estudios muestran que, a lo largo de nuestra vida en la escuela, casi todos hemos vivido este tipo de violencia, como víctimas, agresores o espectadores (Díaz-Aguado, 2005).

El bullying o acoso escolar sería una conducta violenta y recurrente (de intimidación, abuso, maltrato…) que se da en el contexto escolar, de un niño o grupo de niños sobre otro u otros. En este caso hablamos de burlas, insultos, golpes, exclusión… Pero no en todos los casos en los que se da una conducta violenta hablando de bulling, ya que para el ello, el acoso tiene que ser sistemático y contra un menor en concreto.

A nivel psicológico, el acoso escolar o bulling es una situación traumática de estrés continuada, que a la larga acaba provocando una sensación de Indefensión aprendida, es decir, haga lo que haga la situación o el cambio de la situación no va a depender de mí.

Prevalencia: Según datos de la Asociación NACE (Asociación No al Acoso Escolar), uno de cada cinco niños escolarizados sufre bullying en España y solo el 15% de las víctimas se atreven a contarlo a familiares o profesores. En el último año se han registrado: 11.229 casos graves de bullying en España (2021- 2022).

Consecuencias psicológicas para la víctima:
- Culpa y/ o enfado
- Imagen más negativa de sí mismas
- Desórdenes de atención y aprendizaje
- Desesperanza y pérdida de interés en sus actividades favoritas, inhabilidad para disfrutar.
- Pobres habilidades para relacionarse con los demás. Ansiedad antes las situaciones sociales o anticipaciones negativas
- Quejas somáticas
- Problemas de sueño...

Por último, es importante entender que las consecuencias, no solo se dan para la víctima, sino que el agresor y la “masa”, también sufre consecuencias. En los casos del agresor, podríamos hablar de problemas negativistas desafiantes o disociales (discute a la autoridad, baja tolerancia a la frustración, impulsividad, conductas agresivas…) que además se ven reforzadas por la aprobación y admiración de algunos compañeros. Y para la “masa silenciosa”, también puede haber consecuencias, como por ejemplo, aprender estilos de aprendizajes pasivos o sumisos, con rasgos de personalidad temerosos o ansiosos.

Otro problema añadido que no podemos perder de vista y más de cara a las nuevas tecnologías es el “bicerbulling” o el acoso producido a través de las redes sociales, ya que en este aspecto, en el agresor se produce un efecto desinhibidor por el distanciamiento y el supuesto anonimato. Todo ello favorece la ausencia de empatía y por tanto de culpa para el agresor.

En la víctima, con el ciberbullying puede llegar a agravarse el sufrimiento y la inseguridad por la falta de previsión de los ataques, generalizándose su ansiedad anticipatoria, estrés y depresión.




To Top