¿Cómo impactan las drogas en el cerebro de un adolescente?

La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo humano, caracterizada por cambios significativos en el cerebro y el comportamiento. Durante este periodo, el cerebro está en proceso de maduración, lo que lo hace vulnerable a los efectos nocivos de las drogas, especialmente en áreas como la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones y el control de impulsos (Contreras et al., 2012). Esta inmadurez, sumada a la reactividad del sistema límbico, encargado de las emociones y la recompensa, puede aumentar la búsqueda de experiencias placenteras como el consumo de sustancias (Bustos et al., 2012). De hecho, según datos recogidos por el Gobierno de España, un 77% de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha consumido alguna droga, siendo el alcohol la sustancia más común (70,5%), seguida del tabaco (30,7%) y el cannabis (22,2%). Esta exposición temprana a sustancias psicoactivas no solo incrementa el riesgo de desarrollar hábitos de consumo, sino que puede afectar negativamente el desarrollo cerebral y las capacidades cognitivas a largo plazo.

¿Por qué algunos adolescentes son más vulnerables a las drogas que otros?

La interacción entre factores genéticos y ambientales, conocida como epigénesis, también juega un papel importante en la vulnerabilidad a la adicción. Aun sin una predisposición genética, el entorno puede generar cambios neuro adaptativos que predispongan al consumo repetido de drogas (Contreras et al., 2012). De esta manera, la combinación de un cerebro en desarrollo, una alta sensibilidad y actividad emocional y la influencia de factores ambientales, hacen que los adolescentes sean especialmente susceptibles a los efectos perjudiciales de las drogas.

¿Cómo afecta el consumo de drogas al cerebro?

Un cerebro adicto se forma debido a los cambios que las drogas causan en su funcionamiento. Las drogas activan el sistema del placer del cerebro, lo que hace más probable que la persona siga consumiéndolas. Sin embargo, con el tiempo, el consumo también activa otros sistemas del cerebro que están relacionados con el malestar o el castigo. A medida que se consume más, estos sistemas se vuelven más activos, y cuando falta la droga, la persona experimenta sensaciones desagradables, lo que conocemos como síndrome de abstinencia, haciendo que sea más probable volver a consumir.

Impacto en el Sistema Nervioso y Consecuencias Psicológicas y Sociales del Consumo de Drogas

El consumo de drogas durante la adolescencia puede provocar cambios neurobiológicos significativos. Las sustancias psicoactivas afectan los sistemas de neurotransmisión en el cerebro, alterando la forma en que se comunican las neuronas. Por ejemplo, las drogas como la cocaína y la metanfetamina aumentan la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Con el uso repetido, el cerebro se adapta a estos niveles elevados de dopamina, lo que puede llevar a la tolerancia y, eventualmente, a la dependencia (Bustos et al., 2012).

Además, el consumo crónico de drogas puede causar disfunciones en otras áreas del cerebro, afectando la memoria, la atención y el aprendizaje. Estas alteraciones pueden tener consecuencias a largo plazo, afectando el rendimiento académico y las relaciones interpersonales de los adolescentes (Contreras et al., 2012).

Los efectos del consumo de drogas no se limitan al ámbito neurobiológico; también tienen un impacto significativo en la salud mental y el bienestar emocional de los adolescentes. El uso de sustancias puede estar asociado con un aumento en la incidencia de trastornos de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. La interacción entre el consumo de drogas y la salud mental puede crear un ciclo vicioso: el uso de sustancias para manejar el malestar emocional, por ejemplo, como una estrategia evitativa del malestar, puede intensificar los problemas, haciendo que el adolescente recurra más a las drogas, lo que a su vez empeorará aún más su estado emocional. Así, el consumo de sustancias se convierte en una forma de afrontar problemas que, en realidad, agrava la situación.

Socialmente, los adolescentes que consumen drogas pueden experimentar aislamiento, problemas de relación con amigos y familiares, y una mayor probabilidad de involucrarse en comportamientos de riesgo, como la violencia y el delito. Estas consecuencias pueden tener un impacto duradero en su desarrollo social y emocional (Bustos et al., 2012).

La prevención

Por lo tanto, dada la alta prevalencia de consumo de sustancias en jóvenes y las graves consecuencias a nivel neurobiológico, psicológico y social, la prevención del consumo de drogas se convierte en algo esencial.

Por ello, es crucial implementar programas educativos que informen a los adolescentes sobre los riesgos asociados y fomentar habilidades de afrontamiento. Además, los padres y cuidadores deben estar atentos a los signos de consumo y mantener una comunicación abierta con sus hijos. La detección temprana y la búsqueda de ayuda profesional pueden ser decisivas para abordar problemas relacionados con las drogas de manera efectiva y promover un desarrollo saludable y equilibrado.


Autor: Nerea Raboso y Natalia Moreno Psicóloga del Máster General Sanitario de Psicología de la Universidad Europea y Coordinadora Responsable de la Unidad de Atención Psicológica Especializada de HM Hospitales

Para más información o citación podéis llamar al teléfono 900 10 29 24 o escribir un correo electrónico a: psicologia.hmps@mail.hmhospitales.com 

Teléfono atención al paciente: 800 088 050

To Top