¿Qué es el trastorno de conducta en niños y adolescente? Trastorno negativista desafiante y su evolución al trastorno disocial

Cuando los niños son pequeños, es normal que sean negativistas, es decir que se nieguen o que no quieran hacer determinadas cosas que se les pide. Este tipo de comportamientos son completamente normales, incluso es un indicativo del buen desarrollo y madurez del menor, pero es importante saber diferenciar y ver cuando se empieza a convertir en un problema. Para ello, además de atender a los síntomas, es importante que se preste atención a los parámetros de la conducta problema, es decir, a la intensidad, gravedad y duración de este tipo de comportamiento, así como la interferencia que causa en otros ámbitos de la vida del menor o del entorno familiar.

Las características principales del trastorno negativista desafiante, se basan principalmente en un patrón recurrente de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigido a las figuras de autoridad y a los otros, y que se da por lo menos durante 6 meses. Además, algunos de estos comportamientos serían los accesos de cólera, las discusiones con adultos, la negativa a cumplir las normas y hacer deliberada e intencionadamente actos y conductas que pueden molestar a otros. Por último, otro de los comportamientos que se dan en este tipo de trastorno es que suelen culpar a los otros de su comportamiento o mentir sobre este, lo que utilizan como una justificación, y por tanto una ausencia de responsabilidad sobre el y una baja motivación al cambio.

Algunos aspectos interesantes a tener en cuenta en este trastorno, es que este tipo de comportamiento en algunas ocasiones puede darse únicamente en el ámbito familiar, no produciéndose en el ámbito académico o con los iguales, o en otro tipo de contexto. Además, es más prevalente en familias donde se utilizan estilos educativos muy estrictos, incoherentes o negligentes. Por último, es importante presentar atención a la posible existencia de este trastorno en niños que ya presentan otro tipos de problemas, como un Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), ya que con una alta probabilidad pueden aparecer de forma conjunta.

En cuanto al curso del problema, este suele ponerse de manifiesto antes de los 8 años y en general no más tarde del inicio de la adolescencia. Su inicio suele ser gradual y en un porcentaje elevado de casos, si no se interviene a tiempo suele acabar desarrollándose en la adolescencia un trastorno disocial.


Y entonces, ¿qué es el trastorno disocial?

Este trastorno suele derivar como se ha comentado en párrafos anteriores, de un patrón negativista desafiante y se caracteriza principalmente porque el menor viola los derechos básicos de los otros.

Estos suelen tener conductas agresivas con otras personas o animales, suelen iniciar peleas, amenazar, destruir deliberadamente la propiedad de los otros, robar o violaciones graves de las normas sociales. También pueden existir fugas del domicilio familiar o faltar intencionalmente al colegio sin causa justificada.

Claro está, al igual que con otros trastornos, hay diferentes niveles de gravedad, así como una diferencia dependiendo de la edad con la que se inicie este trastorno. Por ejemplo, el tipo de inicio infantil, se define porque el trastorno se da antes de los 10 años de edad y el de inicio adolescente que se caracteriza porque no existen características de este trastorno ante de los 10 años.

En base al inicio, se sabe que el de inicio infantil suelen haber presentado en la infancia un trastorno negativista desafiante, suele ser más grave y persistente. En cambio, los de tipo adolescente, suelen ser menos agresivos y tener menos problemas frente a las normas sociales, su evolución suele ser más positiva.

En cuanto al curso, este puede darse sobre los 6 años, pero generalmente se muestra al inicio de la adolescencia y es muy raro que comience después de los 16 años.

Haciendo referencia a las características de este trastorno, se sabe que estos menores suelen tener una escasa empatía, culpa y remordimiento, así, como una poca preocupación por las emociones de los demás. Además, suelen percibir y hacer una interpretación errónea de las intenciones de los demás, lo que les lleva a ser más hostiles.

Suelen presentar una autoestima baja, aunque la suele esconder y tapar bajo una imagen de “dureza”. Además, suelen ser impulsivos, con una baja tolerancia a la frustración y baja reflexión sobre las consecuencias de sus actos. Frecuentemente faltan al colegio, consumen sustancias y ejercen conductas temerosas o de riesgo.

Por último, y en base a todo lo señalado, es importante saber que un inicio y una detección precoz es fundamental, ya que predice un mejor pronóstico y reduce el riesgo de sufrir en la vida adulta un trastorno antisocial y trastornos por consumo de sustancias. Por todo, ello se recomienda la derivación rápida de estos casos a un especialista, donde se trabaje con una intervención multimodal y con los agentes implicados, menor, padres, entorno familia, o colegio.


Autora: Dra. Natalia Moreno
Coordinadora y Responsable
Unidad Atención Psicológica Personalizada
HM Hospitales
Para más información o citación podéis llamar al teléfono 900 10 29 24 o escribir un correo electrónico a: psicologia.hmps@mail.hmhospitales.com

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