Corazón y mente. Un vínculo sin explorar

El corazón, conocido por ser el 'motor' de nuestro cuerpo, es el encargado de llevar la sangre a todas las partes de nuestro organismo. Este órgano vital suele ser el centro de nuestros esfuerzos por mantenernos sanos a través de hábitos saludables y un estilo de vida activo. Sin embargo, incluso quienes mantienen una rutina estricta, pueden verse sobrecogidos por una enfermedad cardíaca, lo que abre una profunda brecha entre nuestras expectativas sobre nuestra salud y lo que nos está ocurriendo. En esa brecha habitan emociones como la frustración, el enfado, el miedo o incluso la angustia, que, en muchas ocasiones, comienzan a ocupar nuestra mayor parte del tiempo.

Según la Organización mundial de la Salud (OMS, 2021) las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo Aproximadamente 17,9 millones de personas mueren anualmente debido a afecciones cardiovasculares, lo que representa el 32% de todas las muertes en el mundo. De este total, el 85% se atribuye a infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Si bien existe un gran esfuerzo por divulgar los factores de riesgo clásicos, como la hipertensión, el colesterol alto, el tabaquismo, la diabetes y el sobrepeso; surge la pregunta

¿Estamos poniendo demasiada atención en el corazón y descuidando otros aspectos esenciales de nuestra salud, como la salud mental?

La investigación psicológica nos ha demostrado a través de diversos estudios que los rasgos de personalidad están relacionados con la forma en la que nos enfrentamos a una enfermedad cardiaca, cómo la afrontamos y nuestra calidad de vida tras un evento de este calibre.

¿Quiere decir esto qué nuestra personalidad influye en el riesgo de sufrir problemas en nuestro corazón?

De alguna forma podemos decir que sí (Valls Lázaro & Rueda Laffond, 2013), aunque no sea un factor determinante, pero sí puede desempeñar un papel relevante. En pocas palabras, nuestra salud física y mental están profundamente relacionadas, factores como emociones, estados de ánimo y patrones de comportamiento no solo influyen en el riesgo de desarrollar problemas cardíacos, sino también en su progresión. Aunque inevitablemente prestar atención a nuestros síntomas físicos es mucho más sencillo y fácil de controlar.

La manera en que una persona maneja y enfrenta su enfermedad cardíaca, tanto a nivel emocional como práctico, puede influir de manera directa en la salud y la calidad de vida. En este contexto, surge la siguiente pregunta: ¿Qué me ayuda a llevar mejor mi enfermedad? Para responderla es esencial tener en cuenta los factores de protección, es decir, los elementos que contribuyen a reducir los riesgos y mejorar la salud cardiovascular, promoviendo así una vida más saludable y equilibrada. Estos son:

Estabilidad emocional: nos ayuda a ser más resilientes y capaces de manejar situaciones difíciles de manera efectiva. Este equilibrio emocional permite gestionar el estrés de forma saludable y buscar apoyo social cuando es necesario. La capacidad de mantener la calma y controlar las emociones negativas puede reducir el impacto de factores como la ansiedad o la frustración, fortaleciendo así la salud cardiovascular.

Personas enérgicas y optimistas: tienden a adoptar estilos de vida más saludables, proporcionando la motivación necesaria para la recuperación. Además, suelen emplear estrategias de “reevaluación positiva”, es decir, reinterpretar las situaciones negativas de forma que pasen a ser oportunidades para el crecimiento personal.

Del mismo modo, es importante considerar los factores de riesgo, y preguntarnos sobre qué elementos que aumentan las probabilidades de empeorar nuestra condición, es decir, ¿qué hace que maneje peor mi enfermedad?:

Neuroticismo: este rasgo de personalidad está asociado con niveles elevados de estrés, ansiedad y dificultades para afrontar los desafíos; normalmente suelen ser personas negativas y que tienden a distanciarse. Esto a largo plazo puede empeorar los problemas de salud cardiovascular y generar un círculo vicioso de estrés y deterioro físico.

Estrés laboral: es un factor situacional que puede influir significativamente en la salud del corazón. Situaciones de alta demanda laboral combinadas con un bajo control están asociadas a un mayor riesgo de tener enfermedades cardiovasculares. Implementar estrategias de manejo del estrés en el entorno laboral podría ser clave para prevenir complicaciones cardiovasculares.

Impacto de la depresión y la ansiedad: afectan gravemente la motivación para participar en actividades físicas esenciales para la salud cardiovascular, presentan una menor adherencia a los tratamientos y comportamientos no saludables. En este aspecto, la falta de ejercicio no solo incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, sino que tiene un componente emocional reforzando in ciclo de deterioro psicológico.

Para comprender mejor la importancia de considerar todos los aspectos en la salud cardiovascular, es crucial tener en cuenta que cuidar del corazón no solo implica controlar los factores físicos tradicionales. También es fundamental prestar atención a la salud mental y los rasgos de personalidad. Como se ha mencionado, la conexión entre cuerpo y mente es profunda, y abordar de forma correcta ambos aspectos podría mejorar significativamente la calidad de vida y en la prevención de complicaciones cardiovasculares a largo plazo.

En resumen, es importante no solo cuidar lo físico, sino también prestar atención a nuestro bienestar emocional, para disfrutar de una vida más saludable y equilibrada. Por ello, es fundamental combinar la rehabilitación física, que nos proporciona fuerzas, conocimientos y seguridad para retomar nuestra vida, con una comprensión profunda de los factores emocionales que pueden estar afectándonos. Identificar estas influencias y aprender a gestionarlas con la ayuda de un profesional puede marcar la diferencia en nuestra recuperación y bienestar a largo plazo.


Autor: Carla Caballero y Natalia Moreno
Psicóloga del Máster General Sanitario de Psicología de la UCJC y Coordinadora Responsable de la Unidad de Atención Psicológica de HM Hospitales

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